
Vapeo y cigarrillos: el doble riesgo que amenaza la salud de los jóvenes
El consumo de tabaco y vapeo en jóvenes aumenta el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades crónicas en el futuro.
Aunque muchas veces se presenta como inofensivo o “menos dañino que el cigarro”, el vapeo se ha convertido en una práctica cada vez más común entre adolescentes y jóvenes peruanos. Lejos de ser inofensivo, esta forma de consumo de nicotina puede causar adicción y generar consecuencias graves para la salud respiratoria, cardiovascular y mental de quienes lo usan.
Según el Ministerio de Salud, el 9 % de los estudiantes peruanos entre 13 y 15 años consume tabaco, y al menos 1 de cada 10 ha probado el cigarrillo electrónico, sin saber que muchos de estos dispositivos contienen incluso más nicotina que un cigarrillo tradicional, además de otras sustancias tóxicas que afectan el desarrollo cerebral y pulmonar.
“El vapeo es una nueva forma de enganchar a los jóvenes a la nicotina. A largo plazo, puede aumentar el riesgo de enfermedades como el cáncer, sobre todo si se convierte en una puerta de entrada al tabaco u otras sustancias”, advierte el Dr. Yan Carlos Vargas Caycho, radio oncólogo y director de Oncodrip. “Si no cambian sus hábitos a tiempo, muchos llegarán a la adultez con bronquitis crónica, enfisema pulmonar, problemas de concentración, ansiedad, depresión severa, infartos cardíacos, accidentes cerebrovasculares y neoplasias malignas antes de los 45 años”, añade.
Por el Día Mundial Sin Tabaco 2025, la OMS lanza el lema: “Productos seductores. Intenciones perversas. Desenmascaremos su atractivo”, en referencia a los cigarrillos electrónicos, diseñados para parecer cigarrillos, dulces, USB o lapiceros, lo que los hace especialmente atractivos para los adolescentes. Ante ello, el Dr. Yan Vargas insta a padres y docentes a dialogar abiertamente con los jóvenes sobre sus riesgos.
¿Qué hacer para dejar el vapeo?
El especialista ofrece cinco recomendaciones para que los jóvenes puedan dejar el vapeo y construir hábitos más saludables:
- Reconocer la adicción y hablar sin juicio
El primer paso es aceptar que existe una dependencia. Muchos adolescentes no son conscientes de que están consumiendo nicotina o creen que pueden dejarlo en cualquier momento. Escuchar sin juzgar es clave para abrir el diálogo.
- Identificar los disparadores
Ansiedad, aburrimiento, presión social o estrés suelen motivar el uso del vapeador. Reconocer estas situaciones permite enfrentarlas con herramientas más saludables como el deporte, la meditación o actividades creativas.
- Sustituir el hábito por nuevas actividades
Reemplazar el tiempo de uso del vapeador por rutinas positivas —como caminar, tocar música o compartir con amistades que no fuman— ayuda a romper el ciclo de dependencia.
- Establecer metas y buscar apoyo profesional
Fijar una fecha para dejar el vapeo, llevar un registro del avance y recibir acompañamiento psicológico o médico puede marcar la diferencia. “La nicotina genera una adicción real, y en muchos casos requiere tratamiento”, afirma el Dr. Vargas.
- Informarse y compartir lo aprendido
Muchos jóvenes logran dejar el vapeo al conocer sus riesgos reales. Difundir esta información en redes sociales, charlas escolares o entre amistades puede generar un impacto positivo y multiplicador.
Un desafío para la salud pública
El consumo de nicotina en la adolescencia no es solo un problema personal, sino un reto de salud pública que requiere acciones coordinadas entre las familias, el sistema educativo y las autoridades sanitarias. Prevenir hoy es evitar enfermedades irreversibles en el futuro.