
Toxoplasmosis en el embarazo
¿Qué es la toxoplasmosis?
La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa que está ocasionada por el protozoo Toxoplasma gondii. Es un parásito muy extendido entre los mamíferos (entre ellos, el hombre), sin distinción de género, raza o localización geográfica. Afecta a un 30% de la población mundial.El peligro que representa esta infección durante el embarazo reside en que el parásito puede atravesar la barrera placentaria, ocasionando una Toxoplasmosis congénita, es decir, una infección que se trasmite al feto antes del nacimiento.
El riesgo de contagio y sus posibles consecuencias son mayores en el primer trimestre de embarazo y van disminuyendo conforme avanza la gestación.
¿Cómo se contrae o contagia?
El ser humano puede adquirir la infección de toxoplasmosis por tres posibles vías:
• Mediante la ingestión de carne que esté infectada con el parásito y mal o poco cocinada.
• A través de ooquistes (partes del parásito) liberados en las heces de gatos, que a su vez contaminan hortalizas o fuentes de agua potable.
• La vía transplacentaria de la madre al feto.
Sin embargo, esta enfermedad no es contagiosa entre persona y persona. La única manera de contagio entre persona y persona es la vía transplacentaria.
A fecha de hoy no existe vacuna ni tratamiento para la toxoplasmosis
¿Qué consecuencias puede suponer para el bebé el contagio durante el embarazo?
Si la mujer gestante se ha contagiado de toxoplasmosis, las consecuencias para el feto pueden ser de mayor o menor gravedad, dependiendo del momento de la gestación en que se produzca la transmisión: cuanto más temprana sea la infección en relación al embarazo, más graves serán los daños que sufrirá el bebé.
Estos daños pueden ser, entre otros, los siguientes:
• Retraso en el crecimiento intrauterino (bajo peso al nacer).
• Aborto espontáneo (si la infección se da durante el primer trimestre de gestación).
• Deficiencia visual severa o ceguera.
• Afectación a nivel cerebral o del sistema nervioso central.
• Afectación auditiva severa.
• Anemia.
• Afectación del hígado, bazo, pulmones o sistema linfático.
No obstante, en el momento del nacimiento, la mayoría de los bebés con toxoplasmosis congénita no presentan síntomas, sino que estos se hacen visibles varios meses, incluso años después. La prueba para la detección y diagnóstico de esta infección intraútero es la amniocentesis.
¿Qué síntomas de contagio puede presentar la mujer embarazada?
El período de incubación desde el momento de la infección es de 2-3 semanas. La mayoría de las personas infectadas no presenta síntomas, por lo que, muchas veces, no somos conscientes de haber pasado la infección y, por lo tanto, desconocemos si somos o no inmunes. En caso de mostrar síntomas, estos son similares a los de la gripe:
• Fiebre
• Dolores musculares
• Ganglios inflamados
Una vez pasada la infección, se desarrolla inmunidad a ella.
En la mujer embarazada, los casos de infección son igualmente asintomáticos o de corta duración, y similares también a una gripe común. Por esta razón, resulta habitual no darse cuenta hasta el nacimiento -en caso de que el bebé presente algún síntoma-, o en caso contrario, hasta un próximo embarazo, cuando la analítica lo confirme.
¿Cómo se previene la toxoplasmosis?
Durante la primera visita con la matrona durante el embarazo, se ordena una analítica muy completa en la que, entre otras muchas cosas, se pedirá un análisis que analice la presencia de anticuerpos ante el T.Gondii en la sangre de la embarazada. Si se confirma la presencia, quiere decir que la paciente presenta inmunidad a la enfermedad (salvo en casos excepcionales de inmunosupresión severa durante el embarazo), y se le confirmará en breve. Por otro lado, si el análisis no detecta los anticuerpos significa que la mujer no ha pasado la enfermedad antes, por lo que la matrona le recomendará una serie de medidas para evitar el riesgo de infección por toxoplasmosis:
• Cocinar bien la carne y no comer carne cruda o poco hecha (incluidos fiambres).
• Lavar bien las frutas y verduras antes de su consumo.
• Evitar la leche no pasteurizada o alimentos hechos con leche no pasteurizada.
• Tener precaución con el contacto con los gatos: los gatos son portadores del parásito solamente en caso de que sean gatos con acceso al exterior, es decir, que estén en contacto libre con otros gatos y si cazan otros animales.
Los gatos de interior que no comen carne cruda no tendrán riesgo de infección. Por lo tanto, si la embarazada tiene un gato de exterior, lo mejor es evitar la limpieza del arenero con las heces, ya que es donde se pueden encontrar los ooquistes.
¿Cómo se trata la toxoplasmosis?
Si la madre contrae la infección durante el embarazo y esta se detecta precozmente, se pueden reducir mucho las posibilidades de transmisión al feto con un tratamiento farmacológico adecuado basado en antibióticos. Si se descubre que la infección se ha transmitido también al feto, se pueden administrar otro tratamiento a la madre (combinación de dos antibióticos durante un mes), para disminuir en la medida de lo posible los daños al bebé.