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¿Qué tan efectivos son realmente los inyectables para la obesidad fuera de los ensayos clínicos?
Una investigación de Cleveland Clinic advierte que, en la práctica real, los medicamentos para bajar de peso no logran los mismos resultados que en estudios controlados.
Una reciente investigación de Cleveland Clinic reveló que los medicamentos inyectables utilizados para tratar la obesidad, como la semaglutida y la tirzepatida, son menos efectivos en entornos reales que en los ensayos clínicos. La causa principal: muchos pacientes interrumpen el tratamiento o usan dosis más bajas de las recomendadas.
Estos medicamentos, conocidos como GLP-1, han ganado popularidad por su capacidad para ayudar a perder peso y controlar los niveles de azúcar en sangre, especialmente en personas con obesidad severa o prediabetes. Sin embargo, el estudio —publicado en la revista Obesity Journal— analizó a casi 8 mil pacientes atendidos entre 2021 y 2024, y descubrió una reducción de peso significativamente menor cuando el tratamiento se interrumpe prematuramente o se mantienen dosis reducidas.
Por ejemplo, quienes dejaron el tratamiento antes de los 3 meses solo bajaron un 3.6% de su peso corporal en promedio, frente a un 11.9% de quienes lo continuaron durante todo el año. Los mejores resultados se vieron en pacientes que mantuvieron el tratamiento con dosis más altas: con semaglutida bajaron un 13.7%, y con tirzepatida, un 18%.
En pacientes con prediabetes, continuar el tratamiento también fue clave para normalizar los niveles de glucosa. Casi el 68% de quienes no interrumpieron su medicación alcanzaron niveles normales de azúcar, frente a solo un 33% de quienes dejaron el tratamiento en los primeros meses.
El doctor Hamlet Gasoyan, autor principal del estudio, destacó la importancia de la continuidad del tratamiento: “Nuestros hallazgos pueden ayudar a los profesionales de la salud y a sus pacientes a tomar decisiones más informadas sobre cómo alcanzar una pérdida de peso significativa y sostenible”.
El estudio también analizó las razones detrás de la interrupción del tratamiento. Entre las más comunes están el alto costo de los medicamentos, la falta de cobertura por seguros, efectos secundarios y la escasez de productos.
Actualmente, los investigadores están desarrollando una segunda fase para entender mejor por qué los pacientes abandonan sus tratamientos y qué alternativas utilizan para manejar su peso tras suspender los inyectables.