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¿Problemas para concebir? 5 formas en que tu microbiota vaginal podría estar afectando tu fertilidad
Se recomienda llevar una alimentación rica en vegetales, fibra, grasas saludables y alimentos fermentados.
Cuando una pareja tiene dificultades para concebir, lo primero que suele revisarse son las hormonas, la ovulación o posibles problemas anatómicos. Pero hay otro factor menos conocido y cada vez más estudiado: la microbiota vaginal y endometrial.
Este conjunto de microorganismos —formado principalmente por bacterias buenas del tipo Lactobacillus— juega un papel clave en la protección del aparato reproductivo femenino y en la preparación del cuerpo para un embarazo.
“El equilibrio de la microbiota vaginal no solo evita infecciones, también influye en la fertilidad, los tratamientos de reproducción asistida y el desarrollo del embarazo”, explica el Dr. Cristian Hidalgo, ginecólogo experto en fertilidad y microbiota, y CEO de ILAGINE.
Estudios recientes han demostrado que un desequilibrio en esta flora (lo que se llama disbiosis vaginal) puede aumentar el riesgo de infertilidad, abortos espontáneos o fallos en tratamientos como la fertilización in vitro (FIV). A continuación, el Dr. Hidalgo explica cómo ocurre esto.
- pH vaginal alterado por exceso de azúcar: Una dieta con muchos azúcares favorece el crecimiento de bacterias y hongos que desplazan a los Lactobacillus. Esto cambia el pH vaginal, haciéndolo menos ácido y más propenso a infecciones, lo que dificulta la llegada de los espermatozoides.
- Inflamación interna: Comer alimentos ultraprocesados genera inflamación en todo el cuerpo, incluso en el útero. Esto puede afectar la “recepción” del embrión, especialmente en mujeres que se someten a tratamientos de fertilidad.
- Síntomas vaginales y dolor pélvico: Flujo anormal, picazón, dolor en las relaciones o menstruaciones muy dolorosas pueden ser señales de una microbiota desequilibrada. Estas molestias también pueden alterar el ambiente necesario para concebir.
- Menos moco fértil: Las bacterias buenas ayudan a producir un moco cervical de calidad, clave para que el esperma llegue al óvulo. Si faltan estos Lactobacillus, el moco puede ser insuficiente o poco funcional.
- Menor éxito en tratamientos de fertilidad: Las mujeres con microbiota alterada tienen hasta un 40% menos de éxito en tratamientos como la FIV, según estudios recientes. Tener predominio de Lactobacillus mejora notablemente las posibilidades.
¿Qué se puede hacer?
La buena noticia es que la microbiota puede recuperarse. Se recomienda llevar una alimentación rica en vegetales, fibra, grasas saludables y alimentos fermentados, reducir el consumo de azúcar y ultraprocesados, cuidar el estrés, usar probióticos específicos si el médico lo indica, y asistir regularmente al ginecólogo para prevenir o tratar cualquier desbalance.
“La fertilidad refleja nuestra salud en general. Cuidar la microbiota vaginal es cuidar el lugar donde todo empieza: la vida”, concluye el Dr. Hidalgo.