
¿Los millennials peruanos están para envejecer?
La adultez millennial está marcada por la incertidumbre económica, el cambio de valores y nuevas formas de relacionarse que podrían redefinir el concepto de vejez. ¿Qué implicaciones tendrá esto en un país que envejece rápidamente? El Dr. Joaquín Mateu Mollá, director de la Maestría Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia, perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades, analiza el panorama de la adultez de los millennials y los nuevos paradigmas en su manera de afrontar la vida y construir sus vínculos a futuro.
El envejecimiento de la población en Perú sigue avanzando y plantea una discusión sobre el futuro de las nuevas generaciones. En los últimos años, el porcentaje de personas mayores de 60 años ha aumentado considerablemente, según el Observatorio Nacional sobre Envejecimiento y Vejez. Es una tendencia que pone sobre la mesa el futuro ante desafíos que vienen con un envejecimiento tan amplio: poco acceso a pensiones, falta de cobertura y aumento de enfermedades frente a los desafíos al acceso de servicios de salud especializados.
Es inevitable preguntarse si las nuevas generaciones —específicamente los millennials, que hoy ya bordean o superan los 40 años— están verdaderamente preparadas para asumir una vejez digna, estable y con apoyo suficiente.
Joaquín Mateu Mollá, director de la Maestría Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), perteneciente a la red de educación superior Planeta Formación y Universidades, señala que muchas de las percepciones negativas hacia esta generación están sesgadas por estereotipos edadistas.
«En lo esencial, los millennials no son distintos a los individuos de las generaciones precedentes», explica. «La única discrepancia potencial entre unos y otros reside en los hechos históricos por los que han tenido que transitar; y es innegable que durante estas últimas décadas hemos vivido situaciones que han tenido su impacto en la salud mental, económica y social (altas tasas de desempleo, pandemias, conflictos bélicos internacionales, etc.). Comprender esta cuestión es clave para evitar tensiones intergeneracionales innecesarias».
Un adultez marcada por la precariedad y la ansiedad
Más allá de los estigmas, lo cierto es que los millennials enfrentan desafíos únicos. La inestabilidad laboral, el alto costo de vida y la dificultad para acceder a vivienda propia han retrasado muchos de los hitos tradicionales de la adultez. Esto ha generado una sensación de frustración e incertidumbre que impactan su salud mental y capacidad de planificación a largo plazo.
Las redes sociales y la hiperconectividad, además, también han reconfigurado las formas de socialización, generando nuevos tipos de presiones que afectan especialmente a los más jóvenes. El consumo constante de contenido superficial y la necesidad de validación inmediata pueden profundizar la ansiedad y dificultar la construcción de relaciones sólidas y duraderas.
Según el vocero de VIU, el fenómeno no puede entenderse como una falla generacional, sino como el resultado de un entorno estructural cambiante y mucho más inestable y desafiante.
Nuevas prioridades para una nueva forma de envejecer
La generación millennial ha sabido redefinir sus aspiraciones. Priorizan la flexibilidad laboral, la salud mental, el propósito personal y experiencias significativas por encima de la acumulación material. No obstante, este cambio de valores es, en muchos casos, una respuesta adaptativa a un entorno que no ofrece las mismas oportunidades que tuvieron sus padres o abuelos.
«Puesto que el mercado laboral deviene cada vez más volátil e impredecible, escogen invertir su tiempo y recursos en adquirir competencias digitales transversales que les permitan adaptarse a los reveses con un poco más de seguridad», detalla Joaquín Mateu Mollá. «No es sencillo, pues supone un cambio dramático respecto a lo que las generaciones previas habían hecho hasta ahora y con frecuencia carecen de referentes sobre cómo hacerlo posible».
Este desapego material, si bien coherente con el contexto, puede transformarse en frustración cuando las expectativas no se logran cubrir. El minimalismo, la búsqueda de libertad financiera y la valoración de experiencias sobre bienes no siempre logran sostenerse ante la dureza del entorno económico.
«Considero que los millennials forman parte de una generación que está introduciendo en el debate sobre la vida un importante cuestionamiento de las inercias que hacían girar el mundo y ofreciendo la oportunidad de reflexionar», agrega el experto de VIU. «Estamos viendo también una generación con alta sensibilidad hacia los asuntos sociales, que reivindica sus derechos y ansía ser partícipe de diversas transformaciones que podrían repercutir positivamente sobre las generaciones venideras».