
Diabetes Mellitus: el peligro invisible que puede causar ceguera, amputaciones y muerte
Prevenirla o detectarla a tiempo puede salvar vidas.
La diabetes mellitus, más conocida simplemente como diabetes, es una enfermedad crónica y progresiva que afecta a millones de personas en el mundo. Se caracteriza por niveles elevados de glucosa en la sangre (hiperglucemia), debido a alteraciones en la producción o utilización de la insulina, hormona clave para transformar el azúcar de los alimentos en energía.
Existen varios tipos de diabetes mellitus. La diabetes tipo 1, de inicio más comúnmente en la infancia o adolescencia, se presenta cuando el páncreas deja de producir insulina por completo. En cambio, la diabetes tipo 2 —la forma más frecuente— ocurre cuando el organismo no produce suficiente insulina o no la utiliza adecuadamente. Esta última se asocia a factores de riesgo como el sobrepeso, el sedentarismo y antecedentes familiares.
Además, hay formas menos comunes como la diabetes gestacional (que aparece durante el embarazo), MODY (de origen genético y diagnóstico temprano), neonatal, e incluso inducida por el uso de esteroides. Es importante diferenciar la diabetes mellitus de la diabetes insípida, un trastorno hormonal que no afecta los niveles de glucosa, pero sí provoca una producción excesiva de orina.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), la diabetes mellitus está estrechamente relacionada con complicaciones microvasculares, como daño renal (nefropatía) y lesiones oculares (retinopatía), así como con complicaciones macrovasculares, como infartos al corazón, accidentes cerebrovasculares y enfermedad arterial periférica.
Estas condiciones pueden llevar a consecuencias graves a largo plazo, incluyendo amputaciones, discapacidad permanente y ceguera, si no se realiza un diagnóstico temprano y un control adecuado de la enfermedad.
Ante esta realidad, las autoridades de salud recomiendan realizarse chequeos periódicos, llevar una alimentación saludable, hacer actividad física regular y, en caso de diagnóstico, seguir estrictamente las indicaciones médicas. La diabetes no se cura, pero puede ser controlada.