
Anemia golpea a la infancia peruana y frena su desarrollo desde los primeros años
- Los efectos de la anemia en la niñez se extienden al rendimiento escolar, la empleabilidad futura y el crecimiento económico del país.
En 2024 la anemia siguió afectando a los niños: el 35.3% de los menores entre 3 y 35 meses la padece a nivel nacional, un aumento frente al 34.6% registrado en 2023, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES). Para la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES), este problema impacta el desarrollo físico y cognitivo de los niños, limita sus oportunidades y perpetúa los ciclos de pobreza.
“La anemia infantil es un problema de salud pública que repercute en el desarrollo económico de las personas y del país. La deficiencia de hierro, que impide que la sangre transporte oxígeno de manera eficiente en el cuerpo, reduce la capacidad física y cognitiva de los niños, lo que impacta negativamente en su rendimiento escolar y futuro laboral. Cuando las reservas de hierro en el cuerpo se agotan, se refleja en cansancio, dificultad para crecer, aprender y mantenerse saludable. Esto impide que los niños desarrollen todo su potencial y compromete la productividad futura de la ciudadanía”, indicó Franco Saito, economista de REDES.
Según la ENDES, las cifras más altas de anemia se registran en Puno (53%), Loreto (51%), Amazonas (46%) y Ayacucho (45.7%), donde la situación es especialmente preocupante. En el otro extremo, Lima Metropolitana (24%), el Callao (24.5%) y La Libertad (25.6%) presentan los niveles más bajos. La encuesta revela que la anemia golpea con más fuerza en las zonas rurales, donde el acceso a una alimentación balanceada sigue siendo un desafío.
“La anemia infantil refleja y refuerza la desigualdad porque afecta con mayor intensidad a las familias de menores ingresos, donde el acceso a alimentos nutritivos es limitado. La falta de dinero obliga a muchas familias a optar por opciones más baratas y calóricas, en lugar de carnes, legumbres y verduras. Si un niño crece con una alimentación nutritiva y otro sufre anemia en sus primeros años, es probable que el primero responda con mayor agilidad y retenga mejor lo que aprende, mientras que el segundo podría mostrarse más distraído, fatigado o tener dificultades para comprender lo que se le enseña. En un futuro, esa brecha se refleja en dos personas que no accederán por igual a empleos calificados, y es así como el país pierde talentos”, explicó Saito.
Precisamente, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud, la anemia en el primer año puede reducir el coeficiente intelectual de los niños, lo cual impacta negativamente en su aprendizaje y desempeño escolar. En consecuencia, su futuro se obstaculiza.
Claves para prevenir y reducir la anemia
Dado este contexto, la prevención de la anemia es una prioridad. Muchas familias desconocen la importancia de algunos alimentos en la dieta de los más pequeños de la casa. Es importante que se incluyan alimentos ricos en hierro –más allá de las carnes rojas–, como la sangrecita, el hígado, el bazo, el pollo y el pescado. Así como hierro vegetal, que se encuentra en lentejas, frijoles, garbanzos, espinaca, acelga y quinoa. Además, es clave consumir estos alimentos junto con vitamina C –presente en naranjas, mandarinas, limones y papayas– a fin de mejorar la absorción del hierro.
Además, cuando la dieta por sí sola no es suficiente durante la etapa de crecimiento, es esencial complementar con suplementos de hierro en gotas o jarabe a partir de los seis meses de edad, siempre siguiendo las indicaciones del personal de salud del centro médico más cercano.
“El Estado debe garantizar políticas integrales de nutrición y salud infantil, asegurando acceso a alimentos nutritivos y suplementos de hierro en centros de salud. Y simultáneamente, la sociedad civil también juega un rol clave, promoviendo hábitos saludables y asistiendo a los controles médicos de los niños. Solo con un esfuerzo conjunto se logrará un impacto duradero en la prevención y reducción de la anemia infantil”, precisó el economista de REDES.